​FARO DEL MUELLE DE ARAGÓN

HISTORIA

La historia de la iluminación del puerto de Tarragona fue, durante más de un siglo, de proyectos y provisionalidad. El primero arranca del 23 de marzo de 1791 y es realizado por el ingeniero Juan Ruiz de Apodaca. Diez años después, el brigadier Smith suscribiría otro que tampoco llegó a realizarse.

Pendiente siempre de las obras de ampliación del puerto, se sabe que ya antes de 1748 existía una luz, por la cual se cobraba el impuesto establecido el 23 de diciembre de aquel año por Real Aranceles del Almirantazgo, aunque parece posible que en algún momento haya dejado de funcionar. Datos más fiables provienen de 1829 y hablan de un farol provisional de luz blanca que se elevaba 79 pies y se encendía todo el año. 

Estatalizado el servicio, el primer Plan de Alumbrado dispone la construcción en el puerto de un faro con aparato de tercer orden y luz fija blanca variada por destellos de cuatro en cuatro minutos. Como ya se ha citado en la descripción del faro de Salou, las obras de ampliación del puerto lo impiden y por ello se decide trasladarlo a aquel cabo. Mientras tanto se colocó un farol sin óptica de quinqués ordinarios, que se encendió el 1 de agosto de 1849.

Continuando la situación de provisionalidad en 1871 y 1876 se hacen otros dos proyectos. El primero, suscrito por el ingeniero Recaredo Ubagón, disponía un pequeño edificio con las instalaciones indispensables para el servicio de la luz, sin vivienda para el torrero, el segundo, del ingeniero Cardenal, era un edificio de mayor envergadura comprendiendo también vivienda. Ambos fueron rechazados porque las obras requerían que fuese móvil para trasladarlo a medida que avanzasen los trabajos, acordándose el establecimiento de una luz de pestañeo suspendida de un aparato que llevaba un soporte con garita metálica, parecida a lo que se había colocado en el puerto de Barbate.

Por fin, también de modo provisional, se levantó un castillete piramidal de madera formado por 4 montantes unidos entre sí por cruces de San Andrés, en cuya cúspide se hallaba una linterna hexagonal de cristales planos, sobre una plataforma circular con barandilla de hierro. De 9 metros de altura, estaba pintada de blanco perla y elevaba el plano focal a 16,44 metros sobre el nivel del mar. Tenía un aparato de sexto orden adquirido junto a la linterna por un precio global de 5.401,54 pesetas, daba luz fija Roja, producida por una lámpara Maris de una mecha para parafina y estaba atendido por un torrero.

Con la misma disposición pero con un nuevo aparato óptico dotado de un juego de pantallas y máquina de relojería, el 1 de diciembre de 1911 estrena una nueva apariencia de ocultaciones equidistantes. En 1919 los pies del castillete, podridos por el tiempo, amenazan su estabilidad y es preciso reforzarlos con un nuevo basamento, mientras se recuerda al ingeniero director José Ruiz de Briones, la urgencia del proyecto para levantar un faro definitivo. Lo realiza el ingeniero José Serrano Lloberes que lo presenta aquel mismo año, después de modificarlo según las prescripciones que se le impusieron, con un presupuesto de 69.782,73 pesetas, a realizar por administración. Fue aprobado por Real Orden de 28 de octubre de 1920 y el día 7 de mayo de 1923 se iluminó por primera vez.

La instalación luminosa estaba compuesta por una linterna cilíndrica de 2,20 metros de diámetro, un basamento con cuba y flotador de mercurio, sobre el que estaba instalado un juego de pantallas giratorias accionadas por una máquina de relojería que formaba parte del mismo basamento adquirido a La Maquinista Valenciana; óptica dióptrica de tambor de 500 milímetros de diámetro de la casa Chance, una lámpara de filamento "Nitra" de 600 bujías y un grupo electrógeno Aster de gasolina, capaz para suministrar 1,3 kw. La apariencia final sería la misma que ya tenía el faro provisional, de ocultaciones equidistantes y el alcance de 12 millas.

A consecuencia de las quejas y reclamaciones realizadas por los capitanes de los barcos sobre la falta de definición de la característica que imposibilitaba la identificación del faro con facilidad, el 15 de diciembre de 1952 se le cambia ésta por destellos equidistantes de luz verde, para la cual se coloca un filtro a la luz y un juego destelladores, eliminándose las pantallas de ocultaciones y dotándola de una lámpara de socorro Aladino. Se instala también un nuevo grupo electrógeno Sonme. Las continuas obras de ampliación del espigón, le van dejando paulatinamente atrás. Ahora ya no es posible continuar con la característica de la luz, porque el color verde es el que se emplea para marcar el extremo y el faro no puede hacerlo. Por ello, en 1978, recobra su color primitivo y ahora son grupos de dos destellos blancos repetidos cada 12 segundos los que le identifican. Dos nuevos destelladores eléctricos Aga y un motor Ruston completan la instalación.

De características similares al del Puerto de Castelló, la torre del faro mide 15 metros de altura total, quedando el plano focal a 18,10 metros del mar y está cimentada sobre una base armada con carriles en el andén bajo del Dique de Levante, sobresaliendo 9,5 m sobre la rasante del andén alto del Dique de Levante. Consta de un primer cuerpo prismático cuadrangular sobre el que se eleva un fuste troncopiramidal octogonal acabado en una cornisa bastante volada soportada por ménsulas, sobre la que descansa el balconcillo, un torreón de sillería de 2 m de diámetro y 1,5 de altura y la linterna. El edificio de dos plantas divide la primera, más pequeña, en dos partes simétricas. En la derecha está la vivienda del torrero, la de la izquierda es usada por los prácticos del puerto y la planta baja se destina almacenes de la Junta. Una escalera de doble acceso y tramo simétrico respecto al eje general de la construcción salvaba los 3,6 m de desnivel existente entre el suelo y la primera planta, dando paso a una terraza donde se abrían las puertas de entrada. Había también un acceso directo al Faro desde la vivienda del torrero para una mayor comodidad del servicio nocturno. Los materiales de construcción son básicamente el hormigón con cemento portland para la torre y de mampostería con mortero de cemento para la vivienda. Los gastos de construcción corrieron a cargo de la Junta del Puerto, mientras que los de la instalación luminosa, piso de la cámara de iluminación y escalera rápida lo fueron a cargo del Servicio Central de Señales Marítimas.

Por la circunstancia citada de avance del dique y por los fuertes focos de iluminación que lo enmascaran su uso fue cada vez más limitado. El 16 de agosto de 1990 se apaga y es sustituido por el antiguo faro de hierro situado en la punta de la Baña, en la península de los Alfaques (Delta del Ebro), que se reconstruyó y se trasladó al ángulo del dique de abrigo del Puerto, dejando de prestar servicio como señal marítima. Desde entonces el edificio del faro va degradándose paulatinamente. Primeramente se traslada el técnico que lo cuidaba a una vivienda de la población y más tarde lo hacen los prácticos al nuevo edificio de Port Control dejándolo abandonado.

Ya en muy mal estado se procede a su demolición parcial, respetándose únicamente la torre, las escaleras y un módulo anejo. En atención a "que la torre y la linterna forman un conjunto arquitectónico que sería conveniente recuperar por el valor emblemático e histórico que representa para el puerto" el 5 de noviembre de 1997 el ingeniero Ramón Juanola Subirana y el arquitecto técnico Ricardo Maldonado Bulnes suscriben un pliego de características que por importe máximo de 20.000.000 de pesetas, contempla la restauración de la torre, la linterna, escaleras exteriores y módulo existente y la construcción de otro módulo simétrico al anterior, el alumbrado monumental y la formación de parterres perimetrales. Con esta actuación se modificaría sustancialmente la estética al disminuir el volumen edificado, lo que le da una mayor armonía.

Las obras se adjudicaron a la empresa ISTEM e incluyeron también la rehabilitación de los antiguos equipos técnicos del Faro, compuestos por un motor diesel Ruston, el motor Sonme de gasolina del año 1952, los destelladores eléctricos AGA, y el viejo cuadro eléctrico de maniobra.

Para sustituir la óptica que se había trasladado al antiguo Faro de la Baña se solicitó del Centro Técnico de Señales Marítimas una óptica de horizonte AGA de 500 mm. de diámetro, de cristal pulido, que fue complementada con lámpara de incandescencia de foco concentrado de 1000 w procedentes de las que hasta el año 1995 habían venido siendo utilizadas en el vecino Faro de Salou.  El edificio reconstruido se destinó a albergar el antiguo bar de pescadores que se había demolido por las obras de ampliación del muelle de Aragón, reservándose una pequeña habitación para alojar los grupos electrógenos y los destelladores.   El 27 de marzo de 1999 se procedió a inaugurar las obras de restauración y a su nuevo encendido, esta vez como elemento ornamental y no como ayuda a la navegación. Para evitar confusiones al navegante, una cortina oculta la luz por la parte del mar, dejándola visible únicamente por el interior del Puerto.

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